viernes, 4 de mayo de 2012

                       Tenerlo o no tenerlo: ésa es la cuestión



Brenda de 18 años y su novio Irán de 22 están esperando su cita para hacerse un legrado. Verónica de 16 espera su turno para hacerse el “aspirado” mientras las pastillas le hacen efecto para el desprendimiento. Imelda de 17 y su madre hicieron fila desde las 4 de la mañana para alcanzar ficha y así interrumpir su embarazo legalmente (ILE) como lo definen.

Las clínicas materno-infantil del D.F dan la democrática opción de forma gratuita a todas las mujeres del país: la opción de tener un hijo o de deshacerse de él. El consultorio para dar a luz es contiguo al del aborto. 

Si la paciente pregunta: qué se le hará, ellas dirán que el producto se dormirá y se lo extraerán. Sin embargo, acerca de la operación, riesgos y malestares psicológicos nadie menciona nada, ya que sólo se limitan a responder: “de lo que le harán ya se enterará en su momento”.

Lo cierto es que la información que cualquier persona que llegue a solicitar un aborto es muy diferente afuera de la clínica (módulo de pro-vida) que adentro. Adentro sólo recibirá la información sobre los diversos métodos dependiendo las semanas del “contenido uterino”. Además, el trato de las enfermeras es rudo e insensible hacia las mujeres y no permiten que observen a su bebé en el ultrasonido. Finalmente, se le hace firmar una carta de pleno conocimiento y libertad del procedimiento “ético” que llevarán a cabo los doctores y enfermeras de la clínico materno-infantil.

Sin duda, la palabra obligación: pasó de moda. Anatema es que “alguien” obligue a otro a hacer algo en este siglo. ¿Será que preguntar su nombre y la posible solución para su “problema” sería ir en contra de su libertad? ¿se le estaría “obligando” a ser madre con sólo mostrarle una solución  para seguir adelante con su embarazo?

Con esta duda, nos acercamos a Irma de 22 años, quien preguntaba a la señorita de afuera con duda y nerviosismo sobre el procedimiento, secuelas y riesgos que tendría su operación que le harían al siguiente día a primera hora de la mañana. Ella nos contestó que sólo necesitaba un empleo en el que pudiera trabajar con su hijo de un año y  que no la despidieran por estar embarazada.  Nos acercamos a ella y le ofrecimos un empleo de 150 pesos por medio día. Irma accedió y canceló la cita del aborto del martes 2 de mayo para seguir adelante.

Mi pregunta es: ¿realmente el aborto es un avance en la democracia y la “libre elección”?; ¿hemos avanzado en materia de equidad de género en el trabajo para quienes deseen trabajar y ser madres al mismo tiempo?, ¿es cuestión del estado, de la sociedad, de las asociaciones civiles o de todos los ciudadanos en conjunto de buscar y ofrecer una alternativa en materia de empleo, equidad de género y así evitar acudir a la violencia como primera solución?