jueves, 16 de mayo de 2013


¿Cómo distinguir entre verdaderos profetas y falsos profetas?


Esta es una pregunta importante si realmente decidiremos seguirlos, porque esta distinción nos ayudará a distinguir entre la religiones verdaderas o al menos legítimas y las falsas  o peligrosas. Es interesante reconocer algunas de las falacias que utilizan algunos miembros de las sectas y lo que dice la Biblia. Aunque en este ensayo no demostraremos la validez de la Biblia, sino en otro capítulo, utilizaremos algunas de las citas como referencia para reconocer entre la validez de los profetas en la Iglesia Católica y las de las sectas.

Muchos católicos, sí vivimos en una crisis, muchas veces no mostramos esos frutos, vivimos más según el mundo y nuestra fe en Cristo es débil, sin embargo, debemos seguir luchando con un amor sincero como lo manda en Mc 16, 15: “Id por todo el mundo y anunciad el Evangelio”.

En Deuteronomio 18, 19- 20 afirma Dios que le pedirá cuentas al que no escuche al profeta, aunque también advierte “al profeta que tenga la osadía de anunciar en mi nombre lo que yo no le haya ordenado decir o hable en nombre de otros dioses, ese profeta morirá”. Es decir, será castigado quien esté anunciándose profeta cuando no lo es.
Más adelante, (DT, 21-22) permite cuestionar al creyente cómo reconocer al verdadero profeta del falso. ¿Cómo se resuelve? “Si ese profeta ha hablado en nombre del Señor y su palabra no tiene efecto ni se cumple, entonces es cosa que no ha dicho el Señor. El profeta ha hablado por arrogancia; no lo temas.
Esto lo repetirá Jesús en Mateo 7, 15-20 "Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestido de oveja y por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se cosechan uvas de los espinos o higos de los cardos? Así también, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos". "Un árbol bueno no puede dar frutos malos, ni un árbol malo frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego. Por sus frutos los conoceréis".
“Guardaos de los falsos profetas”, advierte Jesús, no juzgarlos, ni condenarlos ni insultarlos. Pero si hasta hacen prodigios en el nombre de Dios. Jesús nos advierte en Mateo 24, 24-25 que no le creamos…"Entonces si alguno os dice: El mesías está aquí o allá, no lo creáis. Surgirán falsos mesías y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios para engañar, si fuera posible, aún a los mismos elegidos”.

Pero, actualmente hay muchas religiones, tantas a la carta como nuestros gustos. ¿Cómo distinguir entre las falaces y las verdaderas? 1 Jn 4, 1-6 “Queridos míos, no os fiéis de todos los que dicen que hablan en nombre de Dios; comprobadlo antes. En esto distinguiréis si son de Dios; el que confiesa que Jesús es el Mesías hecho hombre es de Dios; y el que no confiesa a Jesús no es de Dios, sino del anticristo, del cual habéis oído decir que estaba para venir y ya está en el mundo. Hijos míos, vosotros sois de Dios, y lo habéis vencido. Porque el que está en vosotros es más grande que el que está en el mundo. Ellos son del mundo, y por eso hablan según el mundo, y el mundo los escucha. Pero nosotros somos de Dios. El que conoce a Dios nos escucha; y el que no es de Dios no nos escucha. En esto distinguimos el espíritu de la verdad y el espíritu del error”.

Aunque es verdad que muchas decisiones personales las tomamos con base en los sentimientos, las pasiones y la voluntad, es importante poder distinguir los argumentos válidos y las inválidos. Muchos grupos proselitistas en América Latina han tenido éxito y Jesús les advierte en Lucas 6, 26 “¡Ay de vosotros cuando os alaben todos los hombres! Así alababan sus padres a los falsos profetas".

Para que tengan éxito en su show, los grupos proselitistas utilizan los siguientes ingredientes según P. Amatulli en Aprendiendo a dialogar con las sectas: 

Temor al próximo fin del mundo, (argumento ad baculum, donde se advierte al interlocutor las desagradables consecuencias que tendrá para él no aceptar la opinión presentada).

En que los que no están con ellos serán destruidos: (falacia de distracción: falso dilema), donde se ofrecen dos alternativas cuando de hecho existen tres o más opciones).

Exaltación emocional por la salvación ya alcanzada  (Recurso a la piedad, se persuade al interlocutor por simpatía). A diferencia de los demás que quedan todos  condenados;

Promesa de felicidad para sus seguidores, que consiste en la salud, la prosperidad, el éxito económico en este mundo, y después… la gloria eterna.

Lo cierto, y que he experimentado varias veces y con amigos cercanos es el miedo a dialogar, evitar el debate y nos condenan antes de escucharnos. No pueden soportar una análisis frío de la Palabra de Dios, por el temor a verse derrumbarse todo su mundo. Lo único que sirve para ellos, es repetir slogans y textos bíblicos sueltos, acusando a todo mundo de paganismo, idolatría y perdición. Su única defensa efectiva consiste en encerrarse en sí mismos y no permitir el acceso a ninguna otra idea que pueda causar “confusión”, “duda”, y “desencanto”. Como es fácil darse cuenta, se trata de una seguridad ficticia, cargada de temores y ansiedades.