miércoles, 29 de enero de 2014

“Aún no conozco ningún sacerdote que me caiga bien”

Me aconsejan que no hable de Dios hasta que conozca bien a las personas después de una amistad confiada. Sin embargo, yo me pregunto: ¿la Iglesia como Institución no es objeto de opinión? La gente, especialmente, los periodistas opinan de la Iglesia, el Papa y sus sacerdotes cada día. Internet, los periódicos y la literatura hablan de ellos porque son figura pública. Lo grave es que muchos de los líderes de opinión no muestran los datos completos o esconden información. La gente los repite y creen que con eso ya tienen un pensamiento crítico.

Cuando me preguntan si soy católica digo sí, pero tengo que aclarar: “aunque no soy curita ni soy pederasta”. El periódico se encargó de difundir la cifra de los curas pederastas de 1950 hasta 2002: 4 mil sacerdotes pederastas. Cifra alarmante y por ningún motiva justificable. Pero escondió la frase que de 300 mil pederastas referentes a maestros y familiares de los niños. ¿Eso no es mentir? 70% maestros y familiares  VS .4% a sacerdotes. Ésa es la realidad que no nos muestran.

Una desventaja de convertirnos en adultos es tener una visión de la vida pesimista, nos va convirtiendo en adultos precavidos, desconfiados y temerosos. El hábito de criticar a los más débiles se puede ir convirtiendo en un hábito casi inconsciente. ¿No será que el criticar a los miembros de la Iglesia es un sesgo mental o una muletilla por default?, ¿Nosotros como sociedad o como laicos qué tanto nos hemos preocupado por los sacerdotes o hemos pedido por ellos?

No es el caso justificar a los curas pederastas, pero el ocultar la información completa no es poca cosa. Un compañero del trabajo dijo: . ¿No deberíamos estar así de indignados igualmente con la SEP, donde los mismos directivos y maestros abusan de los niños denunciarlos e imponerles un castigo legal igual que se hizo en la Iglesia? ¿No deberíamos exigir transparencia y repercusiones legales como hizo Benedicto XVI y dejar de criticar sin proponer soluciones?

El criticar a los demás no nos da un pensamiento crítico, ni nos hace mejores que los demás. Si algunos sacerdotes católicos tienen una desviación, (que no proviene a causa del celibato como muchos afirman) habría que revisar también a nuestra sociedad, que también tiene esta enfermedad que está dañando a los más inocentes, porque quizá se cumple lo que dijo el profeta Jeremías: “Tanto el profeta como el sacerdote vagan sin sentido por el país”.