Tenerlo o no tenerlo: ésa es la cuestión
Brenda de 18 años y su novio
Irán de 22 están esperando su cita para hacerse un legrado. Verónica de 16
espera su turno para hacerse el “aspirado” mientras las pastillas le hacen
efecto para el desprendimiento. Imelda de 17 y su madre hicieron fila desde las
4 de la mañana para alcanzar ficha y así interrumpir su embarazo legalmente (ILE)
como lo definen.
Las clínicas materno-infantil
del D.F dan la democrática opción de forma gratuita a todas las mujeres del
país: la opción de tener un hijo o de deshacerse de él. El consultorio para dar
a luz es contiguo al del aborto.
Si la paciente pregunta: qué
se le hará, ellas dirán que el producto se dormirá y se lo extraerán. Sin
embargo, acerca de la operación, riesgos y malestares psicológicos nadie
menciona nada, ya que sólo se limitan a responder: “de lo que le harán ya se
enterará en su momento”.
Lo cierto es que la
información que cualquier persona que llegue a solicitar un aborto es muy
diferente afuera de la clínica (módulo de pro-vida) que adentro. Adentro sólo
recibirá la información sobre los diversos métodos dependiendo las semanas del
“contenido uterino”. Además, el trato de las enfermeras es rudo e insensible
hacia las mujeres y no permiten que observen a su bebé en el ultrasonido. Finalmente,
se le hace firmar una carta de pleno conocimiento y libertad del procedimiento
“ético” que llevarán a cabo los doctores y enfermeras de la clínico
materno-infantil.
Sin duda, la palabra
obligación: pasó de moda. Anatema es que “alguien” obligue a otro a hacer algo
en este siglo. ¿Será que preguntar su nombre y la posible solución para su
“problema” sería ir en contra de su libertad? ¿se le estaría “obligando” a ser
madre con sólo mostrarle una solución
para seguir adelante con su embarazo?
Con esta duda, nos acercamos
a Irma de 22 años, quien preguntaba a la señorita de afuera con duda y nerviosismo sobre el
procedimiento, secuelas y riesgos que tendría su operación que le harían al
siguiente día a primera hora de la mañana. Ella nos contestó que sólo
necesitaba un empleo en el que pudiera trabajar con su hijo de un año y que no la despidieran por estar
embarazada. Nos acercamos a ella y le
ofrecimos un empleo de 150 pesos por medio día. Irma accedió y canceló la cita
del aborto del martes 2 de mayo para seguir adelante.
Mi pregunta es: ¿realmente el
aborto es un avance en la democracia y la “libre elección”?; ¿hemos avanzado en
materia de equidad de género en el trabajo para quienes deseen trabajar y ser
madres al mismo tiempo?, ¿es cuestión del estado, de
la sociedad, de las asociaciones civiles o de todos los ciudadanos en conjunto
de buscar y ofrecer una alternativa en materia de empleo, equidad de género y
así evitar acudir a la violencia como primera solución?