Me aconsejan que no hable de Dios hasta que conozca bien a
las personas después de una amistad confiada. Sin embargo, yo me pregunto: ¿la
Iglesia como Institución no es objeto de opinión? La gente, especialmente, los
periodistas opinan de la Iglesia, el Papa y sus sacerdotes cada día. Internet,
los periódicos y la literatura hablan de ellos porque son figura pública. Lo
grave es que muchos de los líderes de opinión no muestran los datos completos o
esconden información. La gente los repite y creen que con eso ya tienen un
pensamiento crítico.
Cuando me preguntan si soy católica digo sí, pero tengo que
aclarar: “aunque no soy curita ni soy pederasta”. El periódico se encargó de difundir la cifra de los curas pederastas de 1950
hasta 2002: 4 mil sacerdotes pederastas. Cifra alarmante y por ningún motiva
justificable. Pero escondió la frase que de 300 mil pederastas referentes a
maestros y familiares de los niños. ¿Eso no es mentir? 70% maestros y
familiares VS .4% a sacerdotes. Ésa es
la realidad que no nos muestran.
Una desventaja de convertirnos en adultos es tener una
visión de la vida pesimista, nos va convirtiendo en adultos precavidos, desconfiados
y temerosos. El hábito de criticar a los más débiles se puede ir convirtiendo
en un hábito casi inconsciente. ¿No será que el criticar a los miembros de la
Iglesia es un sesgo mental o una muletilla por default?, ¿Nosotros como
sociedad o como laicos qué tanto nos hemos preocupado por los sacerdotes o
hemos pedido por ellos?
No es el caso justificar a los curas pederastas, pero el
ocultar la información completa no es poca cosa. Un compañero del trabajo dijo:
. ¿No deberíamos estar así de indignados
igualmente con la SEP, donde los mismos directivos y maestros abusan de los
niños denunciarlos e imponerles un castigo legal igual que se hizo en la
Iglesia? ¿No deberíamos exigir transparencia y repercusiones legales como hizo
Benedicto XVI y dejar de criticar sin proponer soluciones?
El criticar a los demás no nos da un pensamiento crítico, ni
nos hace mejores que los demás. Si algunos sacerdotes católicos tienen una
desviación, (que no proviene a causa del celibato como muchos afirman) habría
que revisar también a nuestra sociedad, que también tiene esta enfermedad que
está dañando a los más inocentes, porque quizá se cumple lo que dijo el profeta
Jeremías: “Tanto el profeta como el sacerdote vagan sin sentido por el país”.