jueves, 18 de mayo de 2017

LOS CLÁSICOS Y SU IMPORTANCIA PARA LAS HUMANIDADES

Reseña: LA IMPORTANCIA DE LOS TEXTOS CLÁSICOS PARA UNA EDUCACIÓN HUMANISTA de Ezequiel Téllez Maqueo
Por: Ludivina Enríquez G.



Los hombres verdaderamente prácticos son personas de grandes convicciones; son espíritus sumamente inquietos, atraídos por grandes ideales y capaces de poner en movimiento todas las energías de su alma con tal de alcanzarlo. ( Téllez, pg. 10).

El propósito de este trabajo tiene que ver con la importancia del estudio de los clásicos; que son el nervio del humanismo jurídico que ha conducido la actividad de múltiples filósofos y juristas.

El deterioro de la cultura humanista tiene consecuencias prácticas, tales como la desvalorización moral y material en la que el hombre se elija de las auténticas virtudes, la delincuencia, el empobrecimiento del pensamiento, la precariedad del discurso ético y la pérdida de la cohesión de nuestra civilización. (p.11).

¿Qué son los clásicos?, ¿Qué nos pueden aportar como personas?, ¿Cómo convendría aprovecharlos?; ¿Cuál es la importancia de meterlos en el debate contemporáneo?

SITUACIÓN ACTUAL DE LAS HUMANIDADES

Para hablar de la cultura en México es conveniente hablar antes de la cultura en Estados Unidos. El mismo Gallup descubrió que: el 74% de la población norteamericana nunca lee un libro. El panorama en México está asociado a tres indicadores: a) la pobreza idiomática del común de las personas, b) los bajos índices de lectura existentes; c) la ausencia vital de referentes culturales valiosos que puedan orientar la conducta de los individuos.

a)    Pobreza idiomática: hay una creciente uniformidad de las expresiones, el usar las mismas palabras para comunicarse, y por supuesto, la proliferación de expresiones insólitas. Entre 188 universidades existentes en la ciudad de México, el estudio de idiomas clásicos como el griego y el latín no es cultivable de modo formal y sistemático en más de 5 universidades.

b)    Índice de lectura nacionales. Según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares ( ENIGH, 2006) en la República Mexicana, un país de más de 107 millones de mexicanos, existen 8.8 millones de mexicanos privilegiados universitarios (10% de la población). De estos tenemos que:
(18%) 1.6 millones dice que nunca ha ido a una librería
(35%) 3 millones dice que no lee literatura en general
(23%) 2 millones dice que no lee libros de ningún tipo
(40%) 3.5 millones dice que no lee periódicos
(48%) 4.2 millones dice que no lee revistas
(7%) ½ millón dice que no lee nada: ni libros, periódico ni revistas.

c)     Valores de pensamiento clásico en la sociedad mexicana. Todos sus valores no sólo se han trivializado, sino que se han burlado de ellos. Esto ha hecho que los criterios para decidir lo que es bueno éticamente sean: la mayoría, la comodidad, la conveniencia personal, lo que el Senado vote guiado por lo que se prescribe un partido político, o lo que se conveniente en determinado momento histórico, es decir, lo coyuntural.

El mexicano es antiintelectualista, en el sentido de que su deprecio por las “teorías” puede llevarlo a subestimar principios axiológicamente relevantes, e incluso, útiles, que dan plena cuenta de los hechos, y que no son simples fantasías o saberes puramente opinables. Actitudes como ésta pueden ser manifestaciones externas de algo más serio: a saber, signo de desprecio por el arte de pensar, por la sabiduría perenne, y por los clásicos, que distan de ser imprácticos o aburridos. Pues si las humanidades clásicas se oponen a algo, no es a las artes prácticas, sino a la asepsia intelectual y a la indiferencia ante lo relevante.

LOS ESTUDIOS CLÁSICOS EN LA NUEVA ESPAÑA

La historia del desprestigio por las humanidades y la enseñanza de los clásicos es reciente. Desde sus comienzos en México, los grandes propulsores del pensamiento clásico fueron los jesuitas, quienes desde su arribo a la Nueva España en 1572 y hasta su expulsión desde México a Italia en 1767, se distinguieron por ser grandes humanistas.

HUMANISTAS CONTRA ESCOLÁSTICOS

Con el Renacimiento aparecieron los humanistas, quienes comenzaron a mostrar cierto repudio ante la primacía que los escolásticos de la Baja Edad Media en Europa y México habían venido concediendo a la Lógica o Dialéctica, y en su lugar dirigieron todos sus esfuerzos a dar mayor relieve a la Gramática y sobre todo a la Retórica como el mejor método para la adquisición y transmisión del saber.

Petrarca ya había comenzado a oponer la dialéctica de los escolásticos, con la sabiduría de los antiguos, y por eso, los partidarios de la se dieron a la recuperación de los monumentos del pasado griego y latino.

El ideal para los humanistas era alcanzar una religiosidad que no estuviera reñida con la erudición y con el gusto por las letras humanas. Sólo una lógica puesta al servicio de la elocuencia sería capaz de educar a la sociedad entera, y no sólo a los estudiantes universitarios que era el ideal de Erasmo.

Sin embargo, en nuestras investigaciones se puede aplicar por una parte el rigor de la lógica y del método escolástico a cierto objetos de estudio por parte de un investigador, sin que por otra parte el investigador careza de intereses humanistas, literarios y culturales que le permiten situar mejor el tema y disponer de mejores elementos indagatorios.

LA REBELACIÓN DE HUTCHINS FRENTE AL SÍNDROME PROFESIONALISTA

La creciente especialización y profesionalización del conocimiento llevó desde fines del siglo XIX a ciertos rectores de universidades  a suprimir el pregrado en los Estados Unidos, bajo la suposición de que los conocimientos impartidos en el College durante 4 años deberían ser principalmente un instrumento para los posgrados, y sólo las escuelas de posgrados serían realmente educación universitaria.

Hutchins sabía que si se eliminaban las materias clásicas comenzarían a proliferar una serie de asignaturas triviales, aunque para ello se recorte espacio a materias fundamentales como lengua, literatura, filosofía, historia o matemáticas.  La base del plan de estudios propuesto por Hutchins estaba compuesta por una lista de 100 grandes obras conocidas como The Great Books.

Esta lista había sido redactada por primera vez en 1916. Pero su confección final fue hasta 1937 por John Erskine, con el propósito de elaborar un padrón de libros destinados a esa masa de inmigrantes europeos tras terrados hacia los Estados Unidos después de las dos guerras mundiales, para incorporarlos a la cultura del nuevo país que los recibió.

EL CONCEPTO DE LO CLÁSICO

Lo clásico es lo que tiene clase, , proporción, algo que puede sonar especialmente irritante en una época que se ha caracterizado por dar culto a lo grotesco, a los desproporcionado.

Lo clásico también huye también de la profusión: no es minimalista sino templado. Lo clásico envuelve la idea de un retorno a lo esencial, y por supuesto, a esta idea de orden (recto) que la inteligencia imprime al caos.

Lo clásico, pues, obedece a lo que siempre es objeto de interés, y eso no cambia. Donde lo importante no es que sino el .  Lo clásico no es signo de imposición sino tan sólo de exposición convincente de algo.

¿QUÉ ES UN AUTOR Y UN TEXTO CLÁSICO?

. Del Kalew= llamar.

De tener el sentido griego de pasó a tener el sentido de los . Si lo clásico forma, entonces se opone a lo que deforma (la sociedad permisiva) o a lo que simplemente informa (medios de comunicación).

Cualidades de los clásicos:

Aprovechabilidad

Un clásico es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir. Esto hace que  “toda lectura de un clásico sea una realidad una relectura”. (Italo CALVINO, Por qué leer los clásicos, Tusquets, México, 1993, p. 15).

Inolvidabilidad

Los clásicos son los supervivientes de todo lo efímero.

Elegancia

Los clásico devuelven los contornos a las cosas reivindicando así la noción de sentido y de límite. Por eso es tan esencial para los pueblos tener a manos historias, anécdotas, leyendas, que expliquen y den sentido humano a la existencia, porque es más fácil perder el sentido de algo cuando se carece de límites.

Respetabilidad

Los libros no son clásicos porque estén bien hechos: sino porque a pesar de que están muertos, “nos siguen hablando, aleccionando, ingrigando”. (Carlos, GARCÍA GUAL, Leer a los clásicos, p. 37.

Ejemplaridad

Los clásicos nunca defraudan porque siempre buscan tocar fondo. Van a lo profundo del alma y del mundo hasta hacerse las preguntas relevantes, es decir, que casi nunca se mueven a nivel cuticular o epidérmico.

CÓMO HAY QUE LEER LOS CLÁSICOS

Si realmente deseamos sacar verdadero provecho de ellos, conviene acercarse a su lectura sencillamente por el placer intelectual y afecto que nos produce su lectura.

Es importante aprender a independizarse del mundo propio para compartir la visión del escritor antiguo, es decir, para comprenderlo cabalmente y saber de qué modo puede ser aprovechable para el mundo contemporáneo.

EDUCACIÓN BASADA EN UN CONCEPTO HUMANISTA

Martha Nussbaum afirma que cualquier educación basada en un concepto humanista debe enfocarse en tres puntos.

1)  Conciencia crítica: Desarrollar la capacidad del ser humano de practicar un examen crítico respecto de sí mismo y sus tradiciones. Es por esta ausencia de pensamiento crítico que llamado en México “naco” (aféresis de chinaco: carne de cañón) se considera siempre un perdedor porque es manipulable, y es manipulable porque es profundamente irracional, tan poco pensante, que es presa fácil del mercado o del demagogo.

2) Universalidad de pensamiento: Debe enseñar al humano a verse como un humano unido a todos los otros humano, y no sólo a los de su país o comarca.

3) La imaginación narrativa: Debe favorecer el desarrollo de la imaginación narrativa, pues la comprensión de los textos clásicos, de las ideas ajenas, es siempre un esfuerzo por entrar en el universo imaginario de un texto.

LOS CLÁSICOS POR EXCELENCIA

En los griegos y los latinos se hallan consumadas de modo ejemplar las tres funciones más importantes de la Retórica y la Poética: a saber, docere, delctare, flectere. Estas tres funciones (enseñar, deleitar y acomodarse), expuestas por los retóricos latinos como Cicerón, nos han llegado principalmente a través de otro gran retórico latino: Agustín de Hipona quien afirma:

El erudito, cuando expone lo que sabe, debe hacerlo de manera que: 1) enseñe a los ignorantes, 2) deleite los que se aburren fácilmente, y 3) se acomode a los que aprenden despacio. Por eso gusta tanto la palabra de la Sagrada Escritura, porque cumple perfectísimamente con estos tres requisitos.

En una época profundamente tecnocrática y cientista el valor de los clásicos (e incluso de la religión) es que nos enseñan que el mundo en que estamos acostumbrados a vivir no es el único que existe.  Según George Steiner, detrás de la tradición clásica está la voz trascedente de la divinidad porque:

a)    Para escribir bien, hace falta estar inspirado, y la inspiración como toda obra que es fruto del entusiasmo  (=endiosamiento), es siempre divina.
b)    La voz de Dios en la historia se ha revelado también a través de los grandes textos, frente al aparentemente largo “silencio de Dios”.
c)     La tradición filosófica o jurídica de corte humanista es lo suficientemente rica como para poder dar respuestas nuevas a situaciones nuevas desde principios universales.

CONCLUSIÓN

Los clásicos son libros indestructibles que no está muertos, ni son anacrónicos, ni fueron creados para se ensalzados con una admiración beatífica o por afán nostálgico, sino para ser usados como puntos de apoyo a efecto de arrojar su luz en el presente estado de cosas.



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