Reseña: LA IMPORTANCIA DE LOS
TEXTOS CLÁSICOS PARA UNA EDUCACIÓN HUMANISTA de Ezequiel Téllez Maqueo
Por: Ludivina Enríquez G.
Los hombres verdaderamente prácticos son
personas de grandes convicciones; son espíritus sumamente inquietos, atraídos
por grandes ideales y capaces de poner en movimiento todas las energías de su
alma con tal de alcanzarlo. ( Téllez, pg. 10).
El propósito de este trabajo tiene que ver
con la importancia del estudio de los clásicos; que son el nervio del humanismo
jurídico que ha conducido la actividad de múltiples filósofos y juristas.
El deterioro de la cultura humanista tiene
consecuencias prácticas, tales como la desvalorización moral y material en la
que el hombre se elija de las auténticas virtudes, la delincuencia, el
empobrecimiento del pensamiento, la precariedad del discurso ético y la pérdida
de la cohesión de nuestra civilización. (p.11).
¿Qué son los clásicos?, ¿Qué nos pueden
aportar como personas?, ¿Cómo convendría aprovecharlos?; ¿Cuál es la
importancia de meterlos en el debate contemporáneo?
SITUACIÓN ACTUAL DE LAS HUMANIDADES
Para hablar de la cultura en México es
conveniente hablar antes de la cultura en Estados Unidos. El mismo Gallup
descubrió que: el 74% de la población norteamericana nunca lee un libro. El
panorama en México está asociado a tres indicadores: a) la pobreza idiomática
del común de las personas, b) los bajos índices de lectura existentes; c) la
ausencia vital de referentes culturales valiosos que puedan orientar la
conducta de los individuos.
a) Pobreza idiomática: hay una creciente
uniformidad de las expresiones, el usar las mismas palabras para comunicarse, y
por supuesto, la proliferación de expresiones insólitas. Entre 188
universidades existentes en la ciudad de México, el estudio de idiomas clásicos
como el griego y el latín no es cultivable de modo formal y sistemático en más
de 5 universidades.
b) Índice de lectura nacionales. Según la
Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares ( ENIGH, 2006) en la
República Mexicana, un país de más de 107 millones de mexicanos, existen 8.8
millones de mexicanos privilegiados universitarios (10% de la población). De estos
tenemos que:
(18%) 1.6 millones
dice que nunca ha ido a una librería
(35%) 3 millones dice
que no lee literatura en general
(23%) 2 millones dice
que no lee libros de ningún tipo
(40%) 3.5 millones
dice que no lee periódicos
(48%) 4.2 millones
dice que no lee revistas
(7%) ½ millón dice que
no lee nada: ni libros, periódico ni revistas.
c) Valores de pensamiento clásico en la sociedad
mexicana. Todos sus valores no sólo se han trivializado, sino que se han
burlado de ellos. Esto ha hecho que los criterios para decidir lo que es bueno
éticamente sean: la mayoría, la comodidad, la conveniencia personal, lo que el
Senado vote guiado por lo que se prescribe un partido político, o lo que se
conveniente en determinado momento histórico, es decir, lo coyuntural.
El mexicano es antiintelectualista, en el
sentido de que su deprecio por las “teorías” puede llevarlo a subestimar
principios axiológicamente relevantes, e incluso, útiles, que dan plena cuenta
de los hechos, y que no son simples fantasías o saberes puramente opinables.
Actitudes como ésta pueden ser manifestaciones externas de algo más serio: a
saber, signo de desprecio por el arte de pensar, por la sabiduría perenne, y
por los clásicos, que distan de ser imprácticos o aburridos. Pues si las humanidades
clásicas se oponen a algo, no es a las artes prácticas, sino a la asepsia
intelectual y a la indiferencia ante lo relevante.
LOS ESTUDIOS CLÁSICOS EN LA NUEVA ESPAÑA
La historia del desprestigio por las
humanidades y la enseñanza de los clásicos es reciente. Desde sus comienzos en
México, los grandes propulsores del pensamiento clásico fueron los jesuitas,
quienes desde su arribo a la Nueva España en 1572 y hasta su expulsión desde
México a Italia en 1767, se distinguieron por ser grandes humanistas.
HUMANISTAS CONTRA ESCOLÁSTICOS
Con el Renacimiento aparecieron los
humanistas, quienes comenzaron a mostrar cierto repudio ante la primacía que
los escolásticos de la Baja Edad Media en Europa y México habían venido
concediendo a la Lógica o Dialéctica, y en su lugar dirigieron todos sus
esfuerzos a dar mayor relieve a la Gramática y sobre todo a la Retórica como el
mejor método para la adquisición y transmisión del saber.
Petrarca ya había comenzado a oponer la
dialéctica de los escolásticos, con la sabiduría de los antiguos, y por eso,
los partidarios de la se dieron a la
recuperación de los monumentos del pasado griego y latino.
El ideal para los humanistas era alcanzar una
religiosidad que no estuviera reñida con la erudición y con el gusto por las
letras humanas. Sólo una lógica puesta al servicio de la elocuencia sería capaz
de educar a la sociedad entera, y no sólo a los estudiantes universitarios que
era el ideal de Erasmo.
Sin embargo, en nuestras investigaciones se
puede aplicar por una parte el rigor de la lógica y del método escolástico a
cierto objetos de estudio por parte de un investigador, sin que por otra parte
el investigador careza de intereses humanistas, literarios y culturales que le
permiten situar mejor el tema y disponer de mejores elementos indagatorios.
LA REBELACIÓN DE HUTCHINS FRENTE AL SÍNDROME
PROFESIONALISTA
La creciente especialización y
profesionalización del conocimiento llevó desde fines del siglo XIX a ciertos
rectores de universidades a suprimir el
pregrado en los Estados Unidos, bajo la suposición de que los conocimientos
impartidos en el College durante 4
años deberían ser principalmente un instrumento para los posgrados, y sólo las
escuelas de posgrados serían realmente educación universitaria.
Hutchins sabía que si se eliminaban las
materias clásicas comenzarían a proliferar una serie de asignaturas triviales,
aunque para ello se recorte espacio a materias fundamentales como lengua,
literatura, filosofía, historia o matemáticas. La base del plan de estudios propuesto por
Hutchins estaba compuesta por una lista de 100 grandes obras conocidas como The
Great Books.
Esta lista había sido redactada por primera
vez en 1916. Pero su confección final fue hasta 1937 por John Erskine, con el
propósito de elaborar un padrón de libros destinados a esa masa de inmigrantes
europeos tras terrados hacia los Estados Unidos después de las dos guerras
mundiales, para incorporarlos a la cultura del nuevo país que los recibió.
EL CONCEPTO DE LO CLÁSICO
Lo clásico es lo que tiene clase, , proporción, algo que puede sonar especialmente irritante en una
época que se ha caracterizado por dar culto a lo grotesco, a los
desproporcionado.
Lo clásico también huye también de la
profusión: no es minimalista sino templado. Lo clásico envuelve la idea de un
retorno a lo esencial, y por supuesto, a esta idea de orden (recto) que la
inteligencia imprime al caos.
Lo clásico, pues, obedece a lo que siempre es
objeto de interés, y eso no cambia. Donde lo importante no es que
sino el .
Lo clásico no es signo de imposición sino tan sólo de exposición
convincente de algo.
¿QUÉ ES UN AUTOR Y UN TEXTO CLÁSICO?
De tener el sentido griego de
pasó a tener el sentido de los . Si lo clásico
forma, entonces se opone a lo que deforma (la sociedad permisiva) o a lo que
simplemente informa (medios de comunicación).
Cualidades de los clásicos:
Aprovechabilidad
Un clásico es un libro que nunca termina de
decir lo que tiene que decir. Esto hace que
“toda lectura de un clásico sea una realidad una relectura”. (Italo
CALVINO, Por qué leer los clásicos, Tusquets, México, 1993, p. 15).
Inolvidabilidad
Los clásicos son los supervivientes de todo
lo efímero.
Elegancia
Los clásico devuelven los contornos a las
cosas reivindicando así la noción de sentido y de límite. Por eso es tan
esencial para los pueblos tener a manos historias, anécdotas, leyendas, que
expliquen y den sentido humano a la existencia, porque es más fácil perder el
sentido de algo cuando se carece de límites.
Respetabilidad
Los libros no son clásicos porque estén bien
hechos: sino porque a pesar de que están muertos, “nos siguen hablando,
aleccionando, ingrigando”. (Carlos, GARCÍA GUAL, Leer a los clásicos, p. 37.
Ejemplaridad
Los clásicos nunca defraudan porque siempre
buscan tocar fondo. Van a lo profundo del alma y del mundo hasta hacerse las
preguntas relevantes, es decir, que casi nunca se mueven a nivel cuticular o
epidérmico.
CÓMO HAY QUE LEER LOS CLÁSICOS
Si realmente deseamos sacar verdadero
provecho de ellos, conviene acercarse a su lectura sencillamente por el placer
intelectual y afecto que nos produce su lectura.
Es importante aprender a independizarse del
mundo propio para compartir la visión del escritor antiguo, es decir, para
comprenderlo cabalmente y saber de qué modo puede ser aprovechable para el
mundo contemporáneo.
EDUCACIÓN BASADA EN UN CONCEPTO HUMANISTA
Martha Nussbaum afirma que cualquier
educación basada en un concepto humanista debe enfocarse en tres puntos.
2) Universalidad de pensamiento: Debe enseñar
al humano a verse como un humano unido a todos los otros humano, y no sólo a
los de su país o comarca.
3) La imaginación narrativa: Debe favorecer
el desarrollo de la imaginación narrativa, pues la comprensión de los textos
clásicos, de las ideas ajenas, es siempre un esfuerzo por entrar en el universo
imaginario de un texto.
LOS CLÁSICOS POR EXCELENCIA
En los griegos y los latinos se hallan
consumadas de modo ejemplar las tres funciones más importantes de la Retórica y
la Poética: a saber, docere, delctare, flectere. Estas tres funciones (enseñar,
deleitar y acomodarse), expuestas por los retóricos latinos como Cicerón, nos
han llegado principalmente a través de otro gran retórico latino: Agustín de
Hipona quien afirma:
El erudito, cuando expone lo que sabe, debe
hacerlo de manera que: 1) enseñe a los ignorantes, 2) deleite los que se
aburren fácilmente, y 3) se acomode a los que aprenden despacio. Por eso gusta
tanto la palabra de la Sagrada Escritura, porque cumple perfectísimamente con
estos tres requisitos.
En una época profundamente tecnocrática y
cientista el valor de los clásicos (e incluso de la religión) es que nos
enseñan que el mundo en que estamos acostumbrados a vivir no es el único que
existe. Según George Steiner, detrás de
la tradición clásica está la voz trascedente de la divinidad porque:
a) Para escribir bien, hace falta estar inspirado,
y la inspiración como toda obra que es fruto del entusiasmo (=endiosamiento), es siempre divina.
b) La voz de Dios en la historia se ha revelado
también a través de los grandes textos, frente al aparentemente largo “silencio
de Dios”.
c) La tradición filosófica o jurídica de corte
humanista es lo suficientemente rica como para poder dar respuestas nuevas a
situaciones nuevas desde principios universales.
CONCLUSIÓN
Los clásicos son libros indestructibles que
no está muertos, ni son anacrónicos, ni fueron creados para se ensalzados con
una admiración beatífica o por afán nostálgico, sino para ser usados como
puntos de apoyo a efecto de arrojar su luz en el presente estado de cosas.
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