Ninguna persona que aborte lo hace porque desee matar a personas. Tampoco aborta porque desee que esa persona concreta no nazca. Sino que lo hace exactamente por la misma razón por la que se elige la anticoncepción: porque desea eliminar las consecuencias procreativas de su comportamiento sexual y no está dispuesto asumir la responsabilidad de que se produzcan.
Abstenerse de causar la anticoncepción (absteniéndose del acto sexual que la causa) no atenta contra ese principio.
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