Llano (2001, p. 110). "Para arriesgar la vida, la virtud más necesaria es, paradójicamente, la sobriedad, la templanza. Porque el exceso de comodidades y satisfacciones materiales embota la imaginación y la facultad de sorprender y dejarnos sorprender. Mucho más interesante que ese estado en el que
El diablo es conservador.
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