“El matrimonio Hernández sale hoy del hospital con una preciosa pareja de gemelitas en brazos y muchas preocupaciones en la cabeza y el corazón. Cursan el sexto año de matrimonio. Desde que se decidieron a iniciar su etapa reproductiva y se pusieron a intentar el embarazo, han pasado ya casi tres años. Su lucha los hizo atravesar una larga lista de expertos en problemas de infertilidad hasta que, por recomendaciones del Dr. Macías, se involucraron en un procedimiento de fertilización in vitro que ha dado los siguientes resultados:
– un par de hermosas bebitas, fruto de un feliz alumbramiento y
– 8 embriones que quedan almacenados en el congelador de la moderna Clínica del Parque”.
La peculiaridad del caso de la familia Hernández cada vez será más frecuente en nuestra sociedad tecnológica. El método que se utiliza para la reproducción asistida: Fertilización in Vitro (FINV) es una de las técnicas actuales por las que los padres, parejas, madres solteras e incluso abuelas actualmente pueden (gracias a la biotecnología) solicitar la realización de hijos a su medida. ¿En qué consiste este procedimiento? ¿Qué métodos utilizan los científicos para lograr estos objetivos tan inverosímiles?
Estos 8 embriones sobrantes de esta familia, fruto de la aplicación de fertilización in Vitro, se suman a los casi 400 mil embriones sobrantes que se encuentra almacenados en EUA. En Gran Bretaña, tras un debate en torno al futuro de los embriones congelados el Gobierno autorizó la destrucción de unos tres mil embriones. En España se calculan más 6.000 embriones congelados, de los cuales mil han superado el tiempo de conservación previsto por la Ley.
“Éste es el siglo de las células”. Los resultados son preliminares, pero apuntan a una transformación de medicina. Esta llamada “revolución científica”. ¿Esto es simplemente una revolución que necesita tiempo, apertura mental para que el nuevo paradigma o forma de definir sobre lo qué es la vida o lo que no, o sobre las decisiones de cómo y con qué medios utilizar estas células embrionarias vaya evolucionando y cambie de tal manera, que en quizá menos de 10 años podamos decidir sobre nuestro destino y el destino de los otros de manera absoluta?
Las cuestiones éticas sobre los embriones sobrantes no óptimos resultado de FIV o la posibilidad de utilizarlos para fines terapéuticos o reproductivos suscita ahora muchas interrogantes que quedan abiertas: ¿hasta dónde el estado pueda crear o destruir a sus propios ciudadanos como fruto o resultado de un proyecto político y con miras no inherentes a su identidad?
En realidad, la única solución coherente con las premisas de los procedimientos octogenéticos es la de sustraer a los niños producidos con tales técnicas a cualquier acogimiento familiar. Entonces habría que deducir que el Estado que los ha hecho nacer pretende utilizarlos no como sujetos jurídicos, portadores de una específica identidad personal, sino como meros sujetos biológicos, proyectados con miras no inherentes a su identidad.
¿Qué consecuencias tiene todo esta manipulación de embriones en la sociedad?, ¿No es acaso la un progreso continuo porque cada vez es más fácil y más barato "crear" hombres o mujeres, según gustos, tal como lo predijo Aldous Huxley (nieto, por cierto, de un biólogo ) en Un mundo feliz?
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