Escuela Superior de Música
29 de junio de 2005
Ensayo General
- Muy bien, muchachos, mañana nos vemos, todos vengan de NEGRO con algo blanco…
- ¡Hasta mañana!
A la mañana siguiente, Ludi estaba radiante de felicidad.
Sería su debut. La obra: “Elixir de Amor”. Si ensayar con la orquesta había sido un paraíso, ahora tocar con público, vestuario, iluminación en un auditorio forrado de corcho con una acústica perfecta, era la felicidad.
Escuela Superior de Música
30 de junio de 2005
17:00 hrs
El Beto, la tía Magos, su hijo “Carlitos” y la autora (con cámara en manos), no sentíamos orgullosos de Ludi. La cual no se confunde en toda la orquesta, pues ella oyó: “Vengan de blanco con algo negro”, y resaltaba no sólo por su vestimenta blanca, sino por su gran emoción y sonrisa de oreja a oreja. Como que flotaba.
Comenzó la función: el director de orquesta levantó la batuta y todos dejaron de afinar y probar sus violines, chelos, flautas, trompetas, tambores y demás.
Silencio absoluto.
Comenzó la música los actores salieron: ellas con faldas blancas y parches de colores (anaranjados, rojos, verdes, azules, violetas); ellos con pantalones y chalecos de colores. La escenografía y la iluminación resaltaban con lo oscuro de la orquesta.
La ópera arriba y de colores. La orquesta abajo y todos de negro (bueno con una excepción). Los atriles con sus lucecitas iluminaban las partituras que se veían no difíciles, sino complicadísimas. Los arcos subían y bajaban parejitos (bueno, menos uno que se equivocó 3 veces).
Los cantantes narraban la historia de amor, y para lo s que no sabíamos italiano, arriba una pantalla nos daba la traducción: así transcurrió una hora y media…
El lío de amoroso entre los personajes, la gesticulación y el lenguaje corporal de los actores, en su mayoría flacos).
Llegó el intermedio. El Beto sacó “la camarita” y tomó la foto del recuerdo. Ludi nos presentó a su maestra del Yaocalli (chelista, integrante de la orquesta) y a sus amigas de su misma afición.
Papá le dio una coca cola a Ludi, quien rápidamente recuperó algunas calorías perdidas. Aquí, yo me tuve que despedir.
Ludi: te felicito. Te grabé en video y si hubiera tenido mi cámara, te hubiera sacado 45 fotos. Pero te guardé en mi memoria.
Muchísimas felicidades por ser ejemplo de perseverancia en el estudio de ese difícil instrumento llamado violín. Tocaste muy bien y te veías muy bonita.
Nuevamente, me faltó llevarte tu ramo de flores, pero toma esta crónica como mi ramillete floral.
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