miércoles, 11 de diciembre de 2013

¿El trabajo nos aliena o nos libera?

(Basada en la obra de Jutta Burggraf)

María: Como te iba diciendo Juan, nosotros experimentamos la libertad de levantarnos de buenas o de malas, entre mentir y ser sinceros, entre robar o ser honestos; así también podemos comunicar nuestros pensamientos a los demás.
Juan: Claro, como mencionabas en el interior se hallan la inteligencia y la voluntad.
María: Efectivamente, cada uno de nosotros estamos dotados para la vida en sociedad. La sociedad en última instancia es la manifestación de lo interior a los demás en régimen de reciprocidad”[1]. El lenguaje permite que se comparta este conocimiento, por eso antes de la escritura se transmitía por “tradición oral”.
Juan: ¿Nadie podría vivir solo aislado? A menos que sea un Dios o una bestia como decía Aristóteles… ¿Verdad?
María: No, nadie. El hombre está dotado para la vida en sociedad: su cuerpo le permite hablar, expresar lo que lleva en su mente. El lenguaje permite la educación y también la dirección. Así se educa a un niño: “haz esto”, “no hagas lo otro”.
Juan: En este caso el lenguaje sirve para mandar.
María: Sí, pero debes distinguir entre el mandato despótico que se les da a los niños o miembros inferiores; y el político que se les da a los iguales o seres libres, que es como se dirige una sociedad. La súplica sólo se le dirige a los superiores o a una acción; y sólo los instrumentos se usa a voluntad e inteligencia de su dueño.
Juan: Entonces, ¿todo esto de la trata de personas y la esclavitud no es legítimo porque se consideran las personas como cosas?
María: Efectivamente, el fenómeno de la esclavitud ocurre cuando un homo sapiens trata a los demás como si fueran solamente habilis, como si fueran seres sin logos, es decir, sin pensamiento o capacidad de crear.
Juan: ¿Pero entonces los empleados de una fábrica no son simplemente instrumentos de producción?, ¿es posible la subordinación entre los hombres sin esclavitud?
María: Sí. Siempre y cuando haya una finalidad común.
Juan: ¿Y cómo lograr este trabajo en común?
María: Primero hay que distinguir la política de la manufactura. El hacer político no transforma el objeto sino que forma seres libres. Los motivos y fines de la producción son meramente extrínsecos; en cambio en el gobierno son intrínsecos.
Juan: El lenguaje comunica el pensar, es decir, los pensamientos internos, ¿es correcto?
María: Efectivamente, el lenguaje establece una reciprocidad. No es despótica sino política. El lenguaje articula el trabajo en común. Mentir destruye el lenguaje, pero también destruye el trabajo en común.  “La acción de gobierno no consiste en imprimir la propia impronta en los demás, sino en activar las energías de los demás”[2].
Juan: Como en el producto que será mejor entre más uniformidad; en cambio ¿en los seres libres la motivación y la comunicación son esenciales?
María: Efectivamente, los empleados no sólo obedecen sino también pueden tener iniciativa. La acción de gobierno es una relación mutua: quien no se deja corregir no sabe mandar, y el que no sabe corregirse tampoco sabe obedecer. Mandar y obedecer son actos virtuosos y evitan la acción despótica[3].
Juan: Podemos decir entonces que: “Se gobierna para mejorar la motivación y la finalidad de las acciones de los seres humanos”[4].Por eso la acción de gobierno compete a todos los miembros de la sociedad, no sólo a los políticos. ¿Cierto?
María: Sí, todos: empresarios, maestros, jefes, líderes… Pero recuerda la colaboración se consigue mediante el lenguaje. Por eso, de poco sirve el diálogo con gente que no cumple su palabra. Otra virtud es la veracidad. Una sociedad en la que se miente, va mal. Unos gobernantes que mienten y falsifican, no son gobernantes, ejercen acciones despóticas”[5].
Juan: ¿Qué pasaría si todos mintieran?
María: Si la mayor parte de la gente fuera deshonesta e indigna de confianza, la posibilidad misma de una vista social pacífica y fructífera se vería amenazada. Esto ha llevado a algunos filósofos a señalar, con notable insistencia, que la mentira debilita la cohesión de la sociedad humana de una manera irreparable. La confianza es un elemento aquí fundamental. Michael de Montaigne sostuvo algo similar: "Al realizarse nuestro entendimiento únicamente por la palabra, aquel que falsea traiciona la relación pública".
Juan: Todo lo que has mencionado suena a una teoría muy elevada y profunda, ¿pero es tan necesaria en la vida práctica laboral?
María: Claro que sí. Sin la reflexión solo nos queda echar la culpa de nuestros males a las circunstancias, y comportarnos como instrumentos de producción, “víctimas de las estrategias empresariales para lograr el éxito”[6].
Juan: ¿Reflexionar para llegar a la verdad?
María: Sí, La verdad tiene que ver con el respeto a la persona. A una máquina no se le pregunta qué piensa. Morris ejemplifica con empleados y directivos:
a) preguntar a los colaboradores qué piensan de lo que hacemos (p. 43)
b) cultivar un entorno en el que la gente no tema decirnos la verdad (p. 43).
c) decir la verdad sobre lo que estamos haciendo juntos y buscarla con ellos (46).
Juan: ¿Qué tan necesario es decir la verdad?
María: El autor de The trust, Francis Fukuyama, lo ha demostrado ampliamente. En una economía de la información, la falta de verdad es fuente de despilfarro e ineficiencia. La confianza, en cambio es la base de una relación sólida entre empresarios y trabajadores, entre empresa y clientes.
Juan: La confianza implica decir y recibir la verdad sin que se convierta en rudeza, hipocresía o pura exterioridad. ¿Pero quien comparte la información veraz no pierde, digamos, un poco de su poder?
María: No. Es un error juzgar de ellas como si fueran objetos materiales que, al compartirlos, se acaban. El poder de la empresa en su conjunto aumenta el poder de sus miembros: por eso dar poder es ampliar el propio poder. Lo mismo ocurre con el conocimiento o el bien: son realidades que cuando se comparten aumentan. Jack Stack en su libro The Great Game of Bussiness explica la importancia de la verdad en el trabajo: “la verdad libera, da libertad a las personas para que den lo mejor de sí mismas” (p. 56).
Juan: Pero, bueno, muchas veces los políticos y nosotros tenemos esta misma tentación que pues una mentirilla es sólo una excepción que será útil, se obtendrá prestigio…
María: Una mentira engendra costumbre. Lo atestiguan Aristóteles y Terencio: “una falsedad camina tras los pasos de otra”. También Maquiavelo le advertía al Príncipe: “el que comienza viviendo de rapiñas, encontrará siempre pretextos para apoderarse de lo que no es suyo” (cap. 17).
Juan: La confianza de la que hablábamos se terminaría seguramente.
María: Exactamente. Pero vale la pena aclarar que: “No quiero decir que en todas las situaciones tengan que decirse todas las verdades; hay cosas que es mejor no decir. Tampoco estoy sugiriendo que no debamos mostrar siempre la mejor cara posible de las cosas”.
Juan: ¿Y una vez que hayamos cultiva la confianza gracias a la veracidad habremos alcanzado la excelencia?
María: Aún no. La excelencia se puede entender como: combate, competencia, cooperación y colaboración.
a) la relación combativa: movida por un espíritu de división y rivalidad. No se ayudan, entorpecen mutuamente su trabajo.
b) la relación competitiva: la actitud es de esfuerzo, pero orientado a ganar al rival. La competición puede ser vigorizante y productiva. Dice Ovidio: “un caballo nunca corre tanto como cuando hay otros caballos a los que dar alcance y superar” (p.87). Pero también puede ser factor de distracción: por una parte se mira el objetivo, pero por otra, al rival.
c) la relación cooperativa: tiene como base el acuerdo, y como característica la obediencia. Se coopera en la medida en que la coope­ra­ción es solicitada. Pero no hay un interés personal intrínseco al objetivo señalado por aquél que dirige. De lo que dice Morris se infiere que el que coopera actúa buena voluntad, pero por un logos ajeno.
d) la relación colaborativa: tiene como actitud básica el compañeris­mo. “Cuando colaboramos con otros nos asociamos, damos lo mejor de nosotros mismos y de lo que sabemos, lo mismo que nuestro compañero, y pensamos y actuamos de una forma que tal vez solos no habríamos conseguido” (p. 84).El resultado es algo más que la suma de las partes: hay sinergia.
Juan: ¿Cómo hacer realidad el trabajo colaborativo?
María: El ejemplo es el de Lauren Patch, creativo presidente de Ohio Casualty. La experiencia señala un método colaborativo: de todos y del jefe, sucesivamente:
a) Todos. “La colaboración requiere tomarse en serio las ideas de todas las personas […] tratarlos como individuos con mente, con una experiencia intelectual auténtica de la cual podemos beneficiarnos” (p. 89).
b) El jefe. “Esta colaboración debe estar guiada por el conocimiento de lo que requiere cada contexto competitivo y también por el sentido de cómo se necesita crecer. Es trabajo del jefe crear este horizonte de comprensión y apoyo” (p. 89).
c) Todos. “No hay ningún jefe que pueda hacerlo todo. El establecimiento de unas formas nuevas, colaborativas, de trabajar debe hacerse, dentro de los posible, en colaboración. Los socios[…] pueden llegar a adquirir el sentido del contexto competitivo [modelo 1], o del crecimiento comparativo necesario [modelo 2], un sentido que no podría lograrse fuera de la dinámica de la asociación y el compañerismo” (pp. 89-90).
d) El jefe. “En cualquier colaboración auténtica, un jefe será una persona que aprende, igual que cualquier otro socio de la empresa” (p. 90).
Juan: Entonces, el pensamiento colaborativo (modelo 3) requiere pensamiento com­pe­ti­ti­vo (modelo 1) y comparativo (modelo 2). Y éstos a su vez requieren de aquél.
María: Efectivamente, Tom Morris concluye: “Cuando consideramos los efectos potenciales de una concepción colaborativa de excelencia suprema, llegamos a aprender el poder de una idea, el impacto de una verdad y el papel que desempeña lo que pensamos en lo que hacemos. Las ideas sacuden al mundo” (p. 90).





[1] Polo, L., Ética, p. 78.
[2]Polo, L., Ética, p. 245.
[3]Polo, L., Ética, p. 249.
[4]Polo, L., Ética, p. 246.
[5]Polo, L., Ética, p. 250.
[6]Morris, T., Si Aristóteles, p. 12

martes, 10 de diciembre de 2013

¿Existe un amor para siempre? (segunda parte)

 Emily: ¿Entonces el amor matrimonio exige mucho: soportarse mutuamente, superar las dificultades, cumplir con obligaciones? No suena muy divertido….
Cristina: No siempre la vida es divertida. No se puede hablar de amor sin un mínimo de justicia. La felicidad del hombre no está en la liberación de todo vínculo o como dicen en las revistas “A los 40’s sin ataduras”.… El amor verdadero impulsa a servir, a entregarse a la otra persona y no dejarle nunca más.
Emily: ¿De verdad estos son los deseos más profundos? ¿Entonces cómo superar las debilidades y flaquezas de nuestra naturaleza?
Cristina: Es verdad, quizá hoy sentimos gran pasión por una persona, mañana, quizá por otra. Por eso, no bastan los meros sentimientos o promesas clandestinas. Hace falta llegar a comprometerse cara a la sociedad con implicaciones jurídicas y para quienes son religiosos o tienen fe contar con la ayuda de Dios.
Emily: Entonces, ¿estar casado significa…?
Cristina: “Yo te quiero verdaderamente, y siempre quiero quererte. No sé todo lo que pasará a lo largo de la vida. A lo mejor, hay tentaciones y conflictos. Pero tengo la voluntad de superarlas, y para probártelo, te doy una promesa”.
Emily: Esto me recuerda a Ulises y su promesa de regresar con Penélope. Muchos navegantes se dejaron seducir por los cantos de las sirenas y nunca volvían con sus esposas; sin embargo, Ulises conocía el peligro y también conocía las flaquezas de la naturaleza humana. Por eso, quiso que sus compañeros le ataran al mástil de la nave y a pesar de escuchar su canto maravillosos, éstas no pudieron seducirlo. Fue el único que volvió a casa después de 10 años.
Cristiana: ¡Exactamente! Hasta el más acérrimo crítico del matrimonio, si es sincero consigo mismo, anhela tener alguien en quién poder abandonarse completamente, alguien siempre esté con él, pase lo que pase, que confíe en él también cuando todo está en contra suya: también cuando sufre fracasos y enfermedades, cuando se hace mayor y más débil.
Emily: ¿Qué pasa con todas las personas que están en contra del matrimonio?
Cristina: Muchas no rechazan el matrimonio en sí, sino un tipo de matrimonio lleno de mentira y traición tras una imagen respetable. En realidad lo que rechazan es que se utilice a alguno de los dos como mero instrumento de placer, o una exagerada dimensión jurídica, o exigencias morales diferentes para hombre o mujer, o quizá una exclusividad excesiva… diversos defectos y excesos del matrimonio.
Emily: ¡Y lo peor de todo es que lo pasan de generación en generación porque así educan a sus propios hijos!
Cristina: Exactamente, por eso, ¡hay quienes buscan nuevos caminos con más interioridad y autenticidad y menos pose! Sin embargo, muchos terminan en la confusión. En una palabra el amor no está pasado de moda pero tampoco debe ser acartonado; lleno de mentira y falsedad, viviendo del aspecto externo del “qué dirán”. No se trata de vivir un matrimonio burgués.
Emily: ¿Y qué me dices de la espontaneidad? ¿No se pierde con tantos años?
Cristina: El amor espontáneo puede ser muy apasionante, pero queda inmaduro, si huye de la entrega definitiva. El amor verdadero debe vivirse y adaptarse a nuestro tiempo… es una lástima que haya tan pocos ejemplos que es difícil creer que exista pero es un desafío, sobre todo en época de crisis.
Emily: ¿Como las crisis que nosotros mismos vivimos: en la niñez, adolescencia y juventud?
Cristina: Así es, pero las crisis traen consigo un cambio y puede ser un cambio hacia una madurez mayor, hacia una confianza más plena entre pareja.
Emily: ¿Y cómo hacerle? ¿Existen consejos, prácticas ya experimentadas por otros?
Cristina: Claro que sí.
1) Un amor decido al momento de casarse de por vida y tienen la firme voluntad de comprometerse a pesar de cualquier crisis, dispuestos a perdonase y soportar desilusiones.
2) Respeto mutuo: la vida en común no significa vivir una vida de “siameses”. Para llegar a una profunda unidad es necesario seguir siendo dos personas individuales con sus proyectos, independencia, derechos y deberes propios.
3) Apertura a la vida. Un matrimonio que no hay lugar para nadie más termina por cansarse y amargarse. La unión sexual no se puede entender exclusivamente a la procreación; como tampoco pueden considerarse como objetos de placer. En ambos casos se instrumentalizan mutuamente. El tener hijos convierte al matrimonio en una familia. Los hijos traen consigo desorden e incomodidades. La pareja “deja de dormir como antes” pero también existe una felicidad más profunda que la que el dinero o el éxito puedan brindar.
4) Sentido del humor. Un día sin reír es un día perdido. Hay personas que hacen una tormenta en un vaso de agua, en cambio quien ha recibido amor puede abrirse a los demás de manera más natural y sencilla.
5) Con respecto a la mujer. ¿Quién es la mujer emancipada? ¿La que trabaja fuera de casa? La ama de casa no tiene que pensar como en el siglo XIX. No importa aquí en dónde sino el cómo lo hace, la actitud sin importar lo que opinen de vida. El ama de casa tiene el peligro de quedarse en el “chisme de lavadero” o de “aferrase a sus hijos” donde no encuentre sentido a su vida sino es en referencia a sus hijos; sin embargo, ser ama de casa no significa dejar de leer, cultivarse, influir en la sociedad… Cuando las feministas radicales hablan del “encadenamiento a la casa” o experimentan el nacimiento de un niño como una carga se debe en parte de la incomprensión del medio y en parte, a estructuras sociales injustas.
6) Con respecto a los varones. Las mujeres se sienten esclavizadas porque es difícil compaginar un trabajo y la casa; por eso los hombres deben reconocer el compromiso en la casa y en el cuidado de los niños. Limpiar, lavar y barrer no es una “ayuda”; tampoco se trata de repartir en forma matemáticamente equitativa los quehaceres… cada matrimonio y caso es única e irrepetible, además que no está tan esquematizado los roles como antes.

Emily: ¡Qué interesante todo lo que me dices! No hay cómo saber en cada caso qué conviene, y sobre todo mucha flexibilidad. Más que roles o trabajos concretos, hay que tener un amor sincero al cónyuge y a los hijos y tener la disposición de ayudar a llevar las preocupaciones del hogar y la educación de los hijos. Sólo así las familias podrán llegar a ser felices y nadie podrá decir que el matrimonio es una utopía. 

¿Qué esa utopía llamada matrimonio? Primera parte

Emily: Bueno, bueno, tampoco uno no puede vivir solo toda la vida… aunque uno no tenga pareja uno puede decidir ir con su familia de vacaciones, convivir los fines de semana, etc.
Cristina: Efectivamente en Europa la vida familiar existe, las generaciones conviven en los campings, a pesar de deseo de la solitaria “autorrealización”, del dinero o de la independencia de la mujer, aún vemos parejas que traen hijos y las personas se reúnen con sus familias.
Emily: ¡Claro una persona sin familia es una persona triste, y sufre en secreto su destino!
Cristina: Efectivamente, tener un hogar a donde regresar significa un lugar donde sentirse protegido, querer y ser querido, en otras palabras donde se pueda confiar. Este anhelo es un deseo natural de felicidad que tiene cada persona humana. Una familiar que me comprenda y recupere fuerzas… Christiane Collange menciona: “Me dan pena las mujeres que no saben lo reconfortante que es una tarde en la que estás ocupada con las tareas de la casa y disfrutas con tu hijo”.  Al igual que esta autora francesa y otras mujeres han recapacitado sobre su actitud frente a la familia, y la han corregido.
Emily: Bueno, ojalá todos pudieran vivir una vida feliz pero no todos gozan de paz y alegría en sus hogares… “En realidad las parejas que siguen juntas se odian” dicen algunas personas…
Cristina: Sí, personas que generalizan la desgracia de algunos casos a todos o casi todos; pero no hacen más que mostrar su amargura y transmiten esta cultura de escepticismo a las parejas jóvenes. Es verdad que algunos se separan con alguno de sus hijos y se intenta otro “pachwork” (familia parche).
Emily: ¿Entonces dónde queda el concepto de familia: papá, mamá e hijos?
Cristina: Algunos consideran la relación hombre-mujer como lucha de clases, otros la consideran una relación abierta e inestable… En Finlandia, la familia es definida como “un grupo de persona que utilizan el mismo refrigerador”.
Emily: Entonces, la familia aún no pasa de moda pero el matrimonio diríamos que sí… ¿será por las dificultades que sufren hoy en día a diferencia de las anteriores?
Cristina: Siempre ha habido dificultades, la diferencia es cómo se manejaba la situación. En siglos pasados los padres y familiares buscaban a quienes habían de casarse sus hijos; buscaban aspectos objetivos: debían tener el mismo nivel de vida, más o menos la misma situación económica, la misma religión, etc. Todos, varones y mujeres, solían trabajar juntos en la granja, en el taller, en la tienda. Y educaban juntos a los niños, que crecían bajo los cuidados de muchos parientes… Pero a partir de la industrialización cambió la dinámica familiar: trabajo remunerado primero para el hombre y luego para la mujer fuera de casa; nuevas cargas para el matrimonio.
Emily: ¿Entonces con la industrialización la mujer pudo casarse por motivos subjetivos, es decir, por amor, y no por obligación de sus padres?
Cristina: Efectivamente, la mujer pudo finalmente ser libre, entregarse y amar verdaderamente; aunque por otro lado sufrió lo que se conoce como “fragilidad constitucional”. Te explico en qué consiste:
1)      Este amor subjetivo: simpatía y amor puede extinguirse porque faltan los motivos objetivos y entonces corre el riesgo de sentir: “que se acaba el amor”.
2)      Los esposos tienen distintos campos de acción y cada uno pasa más tiempo en su profesión y compañeros de trabajo; y cuando regresan a casa están cansados y quieren dormir y así irse distanciando poco a poco.
3)      Estar rodeado de un ambiente donde se exalta la infidelidad confesado en la TV por altos políticos.
4)      “Hasta que la muerte los separe” puede extenderse hasta los 80 años de edad y noventa años de edad. Es decir, estar juntos otros 30 o 40 años después de que se fue el último hijo de casa!!!
Ante este panorama muchos jóvenes no quieren jugar a ser el héroe y mejor “no se casa” ; no vaya a vivir una vida de engaño, traición e incluso sufrir el dolor de un divorcio.
Emily: ¿Todo esto?  Por eso, muchos opinan: ¿Pues por qué no vivir juntos un tiempo antes de casarse para ver si funciona? Si va bien, se pueden casar después de cinco, diez o veinte años; si va mal, se pueden separar sin grandes problemas y sin desventajas económicas; se puede encontrar un nuevo amor y empezar de nuevo. ¿Por qué no?: siempre hay nuevos horizontes sin ningún aburguesamiento.
Cristina: Bueno, bueno, también hay que aclarar que eso de vivir lo mejor de los dos mundos, es decir, vivir una “relación abierta” tiene sus bemoles. Veamos cuáles: Cuando dos personas viven juntas sin casarse, en algún rincón de su corazón puede quedarse un resto de desconfianza. Una mujer me dijo en una ocasión que cada noche sentía miedo de que su amigo no volviera…
Emily: ¿Y por qué no se casan? ¿Por qué no estar seguros de su amor?
Cristina: Si somos sinceros, hay que confesar que esto es una ofensa permanente al otro. Es como decirle: “Yo te quiero hoy. Pero no sé si te querré mañana (o dentro de diez años), y por eso prefiero no meterme en líos”.
Emily: Pero para este pensamiento hay muchas ideologías.
Cristina: Efectivamente, en el fondo las personas que viven juntas, lo saben muy bien, y en general, después de unos años se enfría el amor, pues éste no puede crecer en un clima de desconfianza. Las “relaciones abiertas” traen consigo muchas frustraciones y decepciones y, con la edad, no raras veces llevan al cinismo. ¿Quién puede dejar a un compañero tras años de convivencia sin experimentar una ruptura en su vida, sin sentirse fracasado, sin dudas y quizá remordimiento de conciencia?
Emily: ¿Qué decir si tuvieron hijos y la manera en que les afectó esta ruptura?
Cristina: Hay un caso con un hombre con tres esposas que tuvo hijos con ellas consecutivamente. No se trata de juzgar, nadie tiene derecho a hacerlo y como espectador puede ser muy duro. Pero tenemos que darnos cuenta que este “nuevo tipo de familia” es un engaño.
Emily: ¡Claro! Muchas personas se sienten angustiadas, sufren por las situaciones de inestabilidad y hasta locura.

Cristina: Efectivamente, y es que cuando hablan de matrimonio creen que es algo utópico, inalcanzable e irrealizable, pero sólo dentro del matrimonio los niños pueden correr con libertad, jugar, bailar sin peligro de caída. Cuando falta esta certeza los niños se mueven lentamente con miedo a caer, disminuye la alegría y emprender grandes cosas en este mundo. 

¿Unión libre o libremente unidos? Introducción

(Basada en la obra de Jutta Burggraf)  

Emily: ¡Qué escándalo! ¿Dónde quedó la familia de papá, mamá e hijos? En tiempos de mis abuelos todo era tan pero tan normal… ahora con tanto depravado: madres solteras con hijos bastardos, parejas viviendo “arrejuntados” y qué decir de las parejas del mismo sexo. ¡Definitivamente ya no hay valores!
Cristina: ¡Ya bájele por favor! La situación de hoy no es tan original, no viva sólo en el pasado glorioso y el hoy lleno de calamidades. Ya Platón (seis siglos antes de Cristo) concibió en la “Política” un estado ideal en el que no debe haber nada privado. En él incluso las mujeres y los niños tienen que ser “comunitarios”; también en algunos romanos se encuentra un claro desprecio hacia la familia. Ya lo decía Ovidio: “Sólo un hombre desmesuradamente tonto se siente herido cuando su esposa comete adulterio. Este hombre no ha entendido lo que significan las buenas costumbres”; más adelante, en el siglo XIX, para los filósofos románticos el matrimonio es para el amor; en cuanto se acabe la chispa del erotismo el matrimonio deja de tener sentido. En cambio para los socialistas y marxistas la mujer se casa para que tenga “su casita y su manutención segura”. En este contexto se acepta que el hombre al trabajar y ser proveedor podrá gozar de “libertades” para visitar de vez en cuando a prostitutas; mientas la mujer debe ser sumisa y obediente por su dependencia económica a su marido. 
Emily: ¡Qué barbaridad! ¡Pero cuánta injusticia! Tener que soportar toda la vida un hombre infiel sólo por no ser autosuficiencia y encima cuidar a los chamacos…
Cristina: Así lo concibió en el siglo XX Simone de Beauvoir, quien lucha abiertamente contra el matrimonio y la familia, porque los concibe como una evidente imposición patriarcal y lamenta “la esclavitud que se impone a la mujer con los hijos”. Las mujeres que la siguen perciben la heterosexualidad como un dogma y consideran al embarazo como una atrocidad. (Sulamith Firestone).
Emily: ¿Tanto así? ¿Qué tanto de esto es verdad?
Cristina: Pues mira, en Arabia Saudí de los lyélas consideran a sus esposas como la más importante de sus herencias. Ellos dicen: “Te dejo mi tierra y mis mujeres”; pero si ir más lejos hoy en día la mujer es presentada en muchos carteles publicitarios, películas, revistas del corazón, en Internet como un elemento decorativo o de exhibición sin mucho cerebro. Y si se dedica a cuidar a sus hijos en casa no se le valora.
Emily: Es verdad, vivimos en un mundo donde mientras padre e hijo varón ven la tele, la madre y la hija cocina; o si trabaja medio tiempo se le exige y reclama que su casa no está reluciente como es debido… Definitivamente, vivimos en una crisis…
Cristina: Crisis o reto. Depende cómo lo veas. Ida Friederike dice “que desde hace tiempo el matrimonio se encuentra en una fase de transición… de ser meramente una institución jurídica, social, económica y moral hasta ser una decisión espiritual.
Emily: ¿Casarse o no casarse?: ésa es la cuestión...Con tantos divorcios… uno realmente comienza dudar de esta institución.
Cristina: La respuesta dependerá cómo la vivas o percibas…. Efectivamente, una institución corrupta nadie la aguanta……

lunes, 9 de diciembre de 2013

¿Somo esencialmente "homo faber" o podemos elegir no trabajar?

Juan: hola María. Vengo a verte porque ando un poco decaído.
María: Cuéntame: ¿Cómo vas con tu trabajo?, ¿has sido productivo?, ¿sientes que te has cambiado, que has crecido profesionalmente?
Juan: Pues, más o menos, me siento decaído y siento que no tiene gran utilidad lo que hago diariamente. ¿Qué me recomiendas?
María: Primero lo primero, te animo a reflexionar el por qué de tu trabajo pues “no hay nada más práctico que una buena teoría” y luego veremos cómo puedes trabajar mejor.
Juan: Muy bien.
María: A ver dime,  para ti: ¿qué significa trabajar?, ¿cuál es la perspectiva que consideras más importante para ti?
Juan: Bueno, desde un punto de vista físico el trabajo es una fuerza sobre un objeto.
María: ¿Podríamos decir esta fuerza debe tener un propósito?
Juan: Claro, debe ser productiva. ¿Trabajo  físico entonces es la aplicación de una fuerza para obtener un resultado productivo?
María: Muy bien, de hecho, la palabra trabajo viene del latín tripaliare, poner en el tripalio. En el latín vulgar, el tripalium era signo de fatiga, sufrimiento, penalidad, asociadas al primer trabajo: el de campo. Esta penalidad pasó del francés travailler al vocablo inglés travelque designaba viajes largos, tortuosos por las largas jornadas en caminos y las malas condiciones de los alojamientos. Cuando el escritor castellano, Miguel de Cervantes, tituló a una de sus novelas “Los trabajos de Persiles y Segismunda”, lo de “trabajos” no se refiere a oficios ni a ocupaciones cotidianas sino a penalidades, trances y sufrimientos y a las peripecias viajeras de los dos protagonistas.
En castellano, también labor también es sinónimo de trabajo. El trabajo del campo es prototipo de trabajo. Laborar designa la operación humana sobre la naturaleza para rendir frutos.
Juan: ¡Ah! Comprendo. Trabajo es esfuerzo, y también es producto. A cambio de cierta dosis de tortura el hombre cambia algo en el mundo. Esto me recuerda a los tamemes, los indios contratados para cargar cosas porque en América  no existían animales de carga. Por eso el arzobispo Zumarraga mandó traer caballos, perros y burros para sustituir a los indios. ¿No es así?
María: En cierto sentido sí: el físico;  pero en otro sentido, y más importante no. De hecho, la rueda, la polea, los animales de carga y los modernos motores de combustión fueron nuevas fuentes de fuerzas trabajadoras.
Juan: Entonces: ¿Qué quedó del esfuerzo humano en esos instrumentos?
María: El esfuerzo humano fue más intelectual que físico: el ser humano tuvo que “pensar” el uso de la rueda, de la polea, del motor. Pensar supera cualquier fuerza física que produce un movimiento, con la inteligencia el hombre transformó su entorno.
Juan: Pensar implica esfuerzo. Entonces,  ¿por qué el hombre de todo lugar y tiempo, obstinadamente, se tortura trabajando? ; ¿por qué nos empeñamos en cambiar algo en el mundo y no mejor lo dejamos tal como lo encontramos?
María: Precisamente, la biología explica cómo evolucionó el homo sapiens. El problema sobre el origen del hombre no es algún “eslabón perdido”. Es algo mucho peor: las leyes de la evolución fallan en la línea que va hasta el hombre. No hay adaptación, no hay selección.
Juan: ¿Esto en realidad es así?
María: Te explico: ¿Por qué? “si un animal es capaz de hacer frente a las diferencias del medio con instrumentos fabricados, entonces no tiene que sufrir cambios morfológicos adaptativos y no hay lugar para ese tipo de evolución. A medida que la vida del animal se vincula más a la fabricación, y en definitiva a la técnica, en esa medida la unidad de la especie se mantiene  a pesar de la diferencia de nicho”[1]. El trabajo permitió al homo sapiens independizarse del medio.
Juan: Entonces, ¿el medio de sobrevivencia de la especie humana no es, como en el caso de otras especies, una adaptación morfológica?
María: Exactamente. No lo es. La sobrevivencia proviene de la fabricación de instrumentos. El homo sapiens es un homo faber
Juan: ¿Homo faber? ¿Es decir el trabajo nos caracteriza como especie humana?
María: Así es. De hecho nuestro mismo cuerpo está hecho para trabajar: primero porque nuestro cerebro es proporcional a nuestro cuerpo; segundo: el caminar erguidos permite que la cabeza esté ocupada por el cerebro que está hecho para conocer y no sólo sentir; tercero:  las manos no están determinadas para algo único sino que está abierta para hacer todos los instrumentos. De hecho, la mano da sentido al crecimiento del cerebro y al bipedismo. Cuarto: en la medida en que el hombre fabrica instrumentos de defensa, de abrigo, de preparación de alimentos, disminuye en él la fuerza del instinto.
Juan: En otras palabras: Mientras que todas las demás especies de animales cambian morfológicamente para adaptarse al medio, “el género Homo adapta el ambiente a él, y no él al ambiente”[2].
María: ¡Efectivamente!, si el hombre no trabajara, tendría que adaptarse; pero no puede adaptarse, biológicamente no es competitivo. Basta mirarnos a nosotros mismo: no tenemos cuernos, ni garras, ni grandes fauces, ni veneno. Tenemos poca visión en la oscuridad, no tenemos antenas, nuestra vista y oído sólo alcanzan un pequeño espectro de los respectivos objetos; no podemos correr a gran velocidad y el general somos débiles y frágiles.
Juan: ¿Entonces estamos mal diseñados?
María: No necesariamente, tenemos un diseño perfecto para el ejercicio de las operaciones superiores o infinitas. Los animales no necesitan decidir, solo siguen sus leyes físicas y biológicas. Nosotros, además, estamos sujetos a otras leyes superiores. El desarrollo tecnológico de los últimos dos siglos verifica esa “infinitud de cosas” que puede crear la inteligencia y las manos humanas.
Juan: ¡Qué interesante! ¿Entonces qué será más importante trabajar con los instrumentos o fabricarlos?
María: Fabricarlos porque implica la capacidad de ver oportunidades y aprovecharlas. Un ejemplo es la creación de las primeras armas para la caza. El palo servía para golpear, era como una extensión del brazo. A partir del palo, al hombre se le ocurrió crear una lanza (palo afilado) con la que penetraría las vísceras vitales del animal. Pero la lanza no servía para cazar animales veloces: así que inventó la jabalina (lanza ligera) para lanzarla desde lejos. Pero la caza de pájaros necesitaba algo más: la flecha y el arco mejoraron la velocidad y la precisión[3].
Juan: Entonces, ¿vale la pena detener el trabajo y detenerse para “ver”?
María: Efectivamente, Stephen Covey le llama “afilar la sierra”. Detenerse a pensar ¿qué hace falta para mejorar la productividad de mi trabajo? Salir de la rutina, salir físicamente del lugar de trabajo permite ese “suspender la acción” y pensar, mirar lo que se ha hecho y lo que se podría llegar a ser. Ser capaz de captar oportunidades.  De hecho, Julian Simon, economista judío, escribió un libro titulado “El último recurso”.  La presencia del hombre en el mundo no ha empobrecido a la Tierra, sino que la ha hecho más productiva siempre y cuando hay un entorno político adecuado.
Juan: ¿Un entorno político? ¿Y cómo puede ser esto si en México está inmersa la cultura de la corrupción? ¿Entonces, tendríamos que hablar de ética…?
María: Sólo así. Julian Simon una condición: el crecimiento económico sólo se puede dar si hay un entorno político adecuado. “Los elementos fundamentales de este marco son libertad económica, respeto a la propiedad y justas y sensibles reglas de mercado que todo el mundo tenga que respetar”[4].
Juan: Claro, sólo habrá dinero si uno puede comprar y vender libremente, si a uno no le roban su dinero y estemos dentro de un sistema justo… pero dime, ¿qué es exactamente la ética?
María: Sí. La ética es el orden que la razón establece en los actos libres, así como la lógica es el orden que la razón establece sobre el pensar. Pensar con lógica es pensar de manera ordenada, actuar con ética es actuar de manera ordenada.
Juan: entonces si la ética es poner orden, ¿quién pone orden  si cada persona tiene una escala de valores diferente, cada sociedad  lo percibe diferente, como el comunismo o capitalismo?
María: La ética no es “moralina”, un cataplasma puesto encima. No es un instrumento para la productividad: si fuera eso, no sería ética sino una técnica subordinada a los propósitos individuales o mercantiles. Y esos propósitos… ¿serían éticos?
Juan: Entonces, ¿cómo saber qué está bien y qué está mal?
María: La misma pregunta que acabas de formular la hizo Sócrates, el fundador de la ética occidental en el diálogo Gorgias[5] de la siguiente manera: « ¿de qué hay que guardarse más: de sufrir una injusticia o de cometerla?»La pregunta es de enorme profundidad: ¿quién sale más perjudicado, el que es víctima de la injusticia o el que la comete? Su argumentación es muy sencilla: a la víctima la injusticia se le inflige, la ha sufrido desde fuera, como un sujeto afectado por los actos injustos. En cambio el que comete la injusticia se hace injusto intrínsecamente”[6].
Juan: ¿Fuera o dentro? O sea, ¿Sócrates habla de un yo interno?
María: Exactamente, el ser humano tiene una intimidad, por eso es el primer beneficiario y la primera víctima de sus actos. En la ética como en el trabajo la acción tiene un efecto no solamente en exterior sino también en el interior. “Si hago zapatos, no solamente hago zapatos, sino que me pasa algo en cuanto hombre: el fabricar zapatos me hace mejor o me hace peor. A la acción humana siguen dos resultados: el externo y el interior”[7].
Juan: Como conclusión podríamos decir: por su dimensión física, el trabajo es esfuerzo productivo; por su dimensión biológica, el trabajo es indispensable para la supervivencia humana. De ahí deriva la dimensión económica: el hombre hace el mundo más productivo; pero el trabajo no sólo transforma el mundo sino transforma al trabajador. Esa es la dimensión ética del trabajo.
María: ¡Muy bien!








[1] Polo, L. Ética. Hacia una versión moderna de los temas clásicos, U. Panamericana-Ed. Cruz, México, 1993, p. 34.
[2] Polo, L., Ética, p. 38.
[3]Polo, L., Quién es el hombre, pp. 63-65.
[4]Simon, J., Más gente, mejor para todos, ALAFA, 1994.
[5]Platón, Gorgias, 527b.
[6]Polo, L., Ética, p. 98.
[7] Polo, L., Ética, p. 102.

jueves, 5 de diciembre de 2013

El uso ético de Internet en la familia



Durante los años noventa del siglo XX las computadoras e Internet  se introdujeron en los hogares como elementos tan cotidianos como el televisor, y la radio. Al crecer el público usuario, también se extendieron los usos de la red y lo que comenzó como una herramienta para la investigación y el desarrollo científico, sólo requirió de unos meses para incorporar usos recreativos, comerciales y sociales: para el año 2000 y en menos de cuatro años después de la masificación de Internet, ya habían aparecido el comercio en línea, las primeras redes sociales virtuales, el intercambio de archivos, las descargas masivas de música y video, las bitácoras personales, la pornografía en línea, los fraudes financieros en línea  y la usurpación de identidad. 
¿Es la transformación que nos promete una mejora o un deterioro en la vida humana?, ¿Qué impacto moral tienen los contenidos y cuáles son sus posibles riesgos?, ¿De quién es la responsabilidad de proteger y regular los estos contenidos? Y finalmente, ¿Existe una formación ética desde la familia? El objetivo de esta investigación es: replantear el significado, contenido y normatividad del uso responsable de Internet en la familia. 


Internet: pros y contras

Una realidad típicamente humana es la de buscar el significado de las cosas. No dar el significado, sino buscarlo. Estando consciente de los retos que quedan por resolver y las nuevas posibilidades en el uso responsable de las cuales podríamos ser capaces muy pronto de tomar ventaja. “Evaluar la trascendencia de Internet es una tarea de suma importancia en la actualidad”. Graham G. (1999, p.  30). 
Internet  fue concebido, desde su origen, como una estructura descentralizada. Esta característica sería crucial en el desarrollo de Internet hasta nuestros días, pues en la descentralización se encuentra el origen de varias de las principales fortalezas y debilidades de la red. Por el lado de las fortalezas podemos mencionar la capacidad para seguir operando independientemente de que algún servidor o proveedor de contenidos sea atacado o experimente fallas técnicas; también favorece la libre circulación de contenidos y noticias, que ha demostrado su valía para hacer frente a intentos de censura gubernamental y finalmente, se evita el monopolio por parte de una institución o compañía. Por el lado de las debilidades, la descentralización, entorpece las posibilidades de regular la calidad de los contenidos, el carácter ético y legal de algunos mensajes, así como de ordenar, clasificar e indexar de manera eficiente los contenidos de relevancia informativa y cultural.

Impacto de Internet en la familia

Internet, como otros medios de comunicación ha modificado los comportamientos y formas de comunicación en la familia. La influencia más importante de Internet en la vida familiar se relaciona con el declive de la célula familiar tradicional . Sin embargo, sería precipitado pensar que esta influencia se debe a una única causa. “A pesar de que esté intensificando una caída en dirección a la anarquía moral, la culpa no es de Internet, sino de la sociedad y la cultura donde ha surgido”. Graham (2001, p. 131). 


Ciertamente Internet se configura como una actividad preferente entre los menores . El interés sobre los efectos de los contenidos mediáticos en la formación de los niños, comienza por el reconocimiento de que el proceso de maduración y tránsito de un menor hacia la vida adulta requiere ser tutelado. 
La aparición de las nuevas tecnologías ha enriquecido el entorno mediático en el que crece el niño . Dicho entorno es cada vez más complejo, especialmente para las personas mayores, que a diferencia de los más pequeños, no han crecido de forma natural en dicho entorno y a menudo carecen de los conocimientos y destrezas educativas necesarias para manejaras.
Además, nunca en la historia este entorno se había modificado de una manera más intensa y en un plazo de tiempo tan corto . Mientras los adultos –padres, tutores, profesores-, que tienen la responsabilidad de acompañar al menor durante su educación, muestran una resistencia al cambio que no sólo conlleva el abandono de los menores, sino que incluso, puede llevar a que se cuestione su autoridad. (López C. et al, 2008, p. 57).
¿Por qué habría que controlar Internet? Si hay un tema de destacada recurrencia es el que tiene que ver con los riesgos que presentan las tecnologías, y que son de varios tipos: de contenidos de contacto , de privacidad , comerciales  y para la salud. De todos ellos, los que más han centrado la atención de los investigadores son los riesgos de contenidos, con una especial referencia la violencia y al sexo. López C (2008, p. 210).
La responsabilidad de proteger al menor de los medios de comunicación recae sobre diversos agentes. Los más implicados en su tutela, educación y desarrollo son la familia y la escuela, así como las autoridades públicas. Tampoco pueden eludir su responsabilidad los propios medios de comunicación, así como otros actores sociales (empresas, instituciones, etc.). López C (2008, p. 216). La fórmula idea es aquella en la que se combinan regulación, autorregulación  y corregulación . López C (2008, p. 218).
Educación y formación de las virtudes en la familia
Sin embargo, la mera existencia de las leyes no es suficiente para que éstas se cumplan; puede haber muchas regulaciones pero, si la gente no las sigue, es casi como si no existieran.  Si no basta con penalizar, ¿qué hace falta? La respuesta a esta pregunta es múltiple; la apuesta, en nuestro caso, es por la educación.  Es necesario que exista todo un proceso formativo y educativo desde la familia para que tales normas sean apropiadas, interiorizadas y aplicadas.  (www.eduteka.org).
a) Normas para menores
Apropiadas: La supervisión de los padres debería incluir el uso de un filtro tecnológico en los ordenadores accesibles a los niños, cuando sea económica y técnicamente factible, para protegerlos lo más posible de la pornografía, de los depredadores sexuales y de otras amenazas. No debería permitírseles la exposición sin supervisión a Internet.
Interiorizadas: Los padres y los hijos deberían discutir juntos lo que se ve y experimenta en el ciberespacio. Aquí, el deber fundamental  de los padres consiste en ayudar a sus hijos a llegar a ser usuarios juiciosos y responsables de Internet, y no adictos a él, que se alejan del contacto con sus coetáneos y con la naturaleza. (Rodríguez (2009, p. 22).
Aplicadas: También se ha de explicar a los niños que no den informaciones personales (por ejemplo, rellenando cuestionarios) ni entren en contacto con desconocidos, que han de hablar con sus padres de lo que les parezca extraño, y que han de ser prudentes con los discos (o cualquier  dispositivo de memoria) que reciben de sus amigos de la escuela, etc. Rodríguez (2009, p. 23).
b) Normas para jóvenes
Apropiadas: Los jóvenes, en particular, necesitan que se les enseñe
Interiorizadas: Algunas virtudes que debe cultivar todo el que quiera hacer buen uso de Internet; su práctica se ha de basar y guiar por una valoración realista de sus contenidos. Se necesita prudencia para ver claramente las implicaciones –el potencial para el bien y para el mal- de este nuevo medio y responder creativamente a sus desafíos y oportunidades.
Aplicadas: Se necesita justicia, especialmente justicia en el trabajo de cerrar la brecha digital, la separación entre ricos y pobres en información en el mundo actual. (Solidaridad en el Ciberespacio: Reflexiones sobre ética e Internet, nn. 10 y 17).
Así, en términos generales se podría hablar de templanza, sentido común, prudencia y atención a la totalidad de la persona y a la totalidad de sus facultades y de sus dimensiones. Toda excesiva concentración sobre él es humana y éticamente nociva. Rodríguez (2009, p. 13).
La educación y la formación en la familia son áreas oportunas y necesarias. . Ética en las Comunicaciones Sociales, n. 26.

Retos legales de Internet


Cuando alguien compra un computador y contrata un proveedor de servicios de Internet, habitualmente no hay nadie que le indique el modo ético de usarlo; soporte técnico encontrará fácilmente, pero rara vez recibirá apoyo para determinar si el uso que da a la herramienta es correcto o no.
Hoy en día, nos enfrentamos con el riesgo opuesto de ser abrumados por una incontrolada y muchas veces superflua y exuberante información. “Este es un problema de aglutinación de información y tiene que ver con el grado en que la información rescatada pueda o ser manejada”. (Floridi, 1995, p. 270).
García F., anticipa las posibles consecuencias fatales de esta proliferación de contenidos poco confiables o claramente creados con intención de manipular a la sociedad: la radicalización de las ideas o el escepticismo absoluto. La propuesta es el impulso de instituciones culturales y gubernamentales impulsen estrategias para distinguir entre información de calidad y basura informática. 
a) Veracidad
García F. anticipa las posibles consecuencias fatales de esta proliferación de contenidos poco confiables o claramente creados con intención de manipular a la sociedad: la radicalización de las ideas o el escepticismo absoluto. La propuesta es el impulso de instituciones culturales así como universidades impulsen estrategias para distinguir entre información de calidad y basura informática. 
“A menos que las instituciones provean de alguna forma o control de calidad, en poco tiempo podríamos no ser capaces de distinguir entre un espacio intelectual de conocimiento ético y un espacio contaminado de correos e información no deseada. En el futuro los servicios intermediarios para filtrar los contenidos y asegurar la fiabilidad de la información se convertirán en algo fundamental” (Floridi, 1995, p. 270).
b) Legalidad
La aparente colisión entre el derecho a la libertad de expresión y otro amplio abanico de derechos a respetar, entre los que destaca como principal estandarte es el de la protección a los menores de edad. (García F, 2007, p. 120). Fernando García  es claro al respecto: “Me detendré un uno de los contenidos nocivos, en muchas ocasiones incluso ilegal, que tiene cabida en Internet y gracias a ella su difusión a escala mundial se ha visto enormemente facilitada: pornografía. (García, 2007, p. 98-99).
“El anonimato, la relativa facilidad de acceso, la ausencia de regulaciones precisas y hasta la dificultad de los buscadores automáticos para hacer distinciones semánticas entre temas académicos y temas comerciales o de entretenimiento, entre otros, son elementos que dificultan un control eficaz de los contenidos a los que puede acceder un menor”. (Cfr. García, 2007, p. 98-99).
c) Confiabilidad
En los años 70 la información no era verificable y pública. A las organizaciones ahora se les exige transparencia. Cualquier organización o candidato debe tener la posibilidad de demostrar que el número de sus simpatizantes es real y auditable.

“Simon Nora y Alain Minc, en su informe al Presidente de Francia, explican que la tendencia hacia la descentralización es un resultado natural de las nuevas tecnologías de información. Con una creciente conectividad electrónica es más fácil proporcionar información cuando se requiera. La razón original para la centralización burocrática, señalan, era la necesidad de situar el poder de tomar decisiones en aquellos ubicados en los cargos más altos, quienes podía acumular y analizar el flujo de información en organizaciones cada vez más grandes y complejas. Pero con la difusión del procesamiento  de datos y la capacidad de acceder a las bases de datos centrales instantáneamente, tales estructuras organizacionales ya no son elección obvia (Nora y Minc 1980, p. 52).