Cristina: No siempre la vida es divertida. No se puede
hablar de amor sin un mínimo de justicia. La felicidad del hombre no está en la
liberación de todo vínculo o como dicen en las revistas “A los 40’s sin
ataduras”.… El amor verdadero impulsa a servir, a entregarse a la otra persona
y no dejarle nunca más.
Emily: ¿De verdad estos son los deseos más profundos?
¿Entonces cómo superar las debilidades y flaquezas de nuestra naturaleza?
Cristina: Es verdad, quizá hoy sentimos gran pasión por una
persona, mañana, quizá por otra. Por eso, no bastan los meros sentimientos o
promesas clandestinas. Hace falta llegar a comprometerse cara a la sociedad con
implicaciones jurídicas y para quienes son religiosos o tienen fe contar con la
ayuda de Dios.
Emily: Entonces, ¿estar casado significa…?
Cristina: “Yo te quiero verdaderamente, y siempre quiero
quererte. No sé todo lo que pasará a lo largo de la vida. A lo mejor, hay
tentaciones y conflictos. Pero tengo la voluntad de superarlas, y para
probártelo, te doy una promesa”.
Emily: Esto me recuerda a Ulises y su promesa de regresar
con Penélope. Muchos navegantes se dejaron seducir por los cantos de las
sirenas y nunca volvían con sus esposas; sin embargo, Ulises conocía el peligro
y también conocía las flaquezas de la naturaleza humana. Por eso, quiso que sus
compañeros le ataran al mástil de la nave y a pesar de escuchar su canto
maravillosos, éstas no pudieron seducirlo. Fue el único que volvió a casa
después de 10 años.
Cristiana: ¡Exactamente! Hasta el más acérrimo crítico del
matrimonio, si es sincero consigo mismo, anhela tener alguien en quién poder abandonarse
completamente, alguien siempre esté con él, pase lo que pase, que confíe en él también
cuando todo está en contra suya: también cuando sufre fracasos y enfermedades,
cuando se hace mayor y más débil.
Emily: ¿Qué pasa con todas las personas que están en contra
del matrimonio?
Cristina: Muchas no rechazan el matrimonio en sí, sino un
tipo de matrimonio lleno de mentira y traición tras una imagen respetable. En
realidad lo que rechazan es que se utilice a alguno de los dos como mero
instrumento de placer, o una exagerada dimensión jurídica, o exigencias morales
diferentes para hombre o mujer, o quizá una exclusividad excesiva… diversos
defectos y excesos del matrimonio.
Emily: ¡Y lo peor de todo es que lo pasan de generación en
generación porque así educan a sus propios hijos!
Cristina: Exactamente, por eso, ¡hay quienes buscan nuevos
caminos con más interioridad y autenticidad y menos pose! Sin embargo, muchos
terminan en la confusión. En una palabra el amor no está pasado de moda pero
tampoco debe ser acartonado; lleno de mentira y falsedad, viviendo del aspecto
externo del “qué dirán”. No se trata de vivir un matrimonio burgués.
Emily: ¿Y qué me dices de la espontaneidad? ¿No se pierde
con tantos años?
Cristina: El amor espontáneo puede ser muy apasionante, pero
queda inmaduro, si huye de la entrega definitiva. El amor verdadero debe
vivirse y adaptarse a nuestro tiempo… es una lástima que haya tan pocos
ejemplos que es difícil creer que exista pero es un desafío, sobre todo en
época de crisis.
Emily: ¿Como las crisis que nosotros mismos vivimos: en la
niñez, adolescencia y juventud?
Cristina: Así es, pero las crisis traen consigo un cambio y
puede ser un cambio hacia una madurez mayor, hacia una confianza más plena
entre pareja.
Emily: ¿Y cómo hacerle? ¿Existen consejos, prácticas ya
experimentadas por otros?
Cristina: Claro que sí.
1) Un amor decido al momento de casarse de por vida y tienen
la firme voluntad de comprometerse a pesar de cualquier crisis, dispuestos a
perdonase y soportar desilusiones.
2) Respeto mutuo: la vida en común no significa vivir una
vida de “siameses”. Para llegar a una profunda unidad es necesario seguir
siendo dos personas individuales con sus proyectos, independencia, derechos y
deberes propios.
3) Apertura a la vida. Un matrimonio que no hay lugar para
nadie más termina por cansarse y amargarse. La unión sexual no se puede entender
exclusivamente a la procreación; como tampoco pueden considerarse como objetos
de placer. En ambos casos se instrumentalizan mutuamente. El tener hijos
convierte al matrimonio en una familia. Los hijos traen consigo desorden e
incomodidades. La pareja “deja de dormir como antes” pero también existe una
felicidad más profunda que la que el dinero o el éxito puedan brindar.
4) Sentido del humor. Un día sin reír es un día perdido. Hay
personas que hacen una tormenta en un vaso de agua, en cambio quien ha recibido
amor puede abrirse a los demás de manera más natural y sencilla.
5) Con respecto a la mujer. ¿Quién es la mujer emancipada? ¿La
que trabaja fuera de casa? La ama de casa no tiene que pensar como en el siglo
XIX. No importa aquí en dónde sino el cómo lo hace, la actitud sin importar lo
que opinen de vida. El ama de casa tiene el peligro de quedarse en el “chisme
de lavadero” o de “aferrase a sus hijos” donde no encuentre sentido a su vida
sino es en referencia a sus hijos; sin embargo, ser ama de casa no significa
dejar de leer, cultivarse, influir en la sociedad… Cuando las feministas
radicales hablan del “encadenamiento a la casa” o experimentan el nacimiento de
un niño como una carga se debe en parte de la incomprensión del medio y en
parte, a estructuras sociales injustas.
6) Con respecto a los varones. Las mujeres se sienten
esclavizadas porque es difícil compaginar un trabajo y la casa; por eso los
hombres deben reconocer el compromiso en la casa y en el cuidado de los niños. Limpiar,
lavar y barrer no es una “ayuda”; tampoco se trata de repartir en forma
matemáticamente equitativa los quehaceres… cada matrimonio y caso es única e
irrepetible, además que no está tan esquematizado los roles como antes.
Emily: ¡Qué interesante todo lo que me dices! No hay cómo
saber en cada caso qué conviene, y sobre todo mucha flexibilidad. Más que roles
o trabajos concretos, hay que tener un amor sincero al cónyuge y a los hijos y
tener la disposición de ayudar a llevar las preocupaciones del hogar y la
educación de los hijos. Sólo así las familias podrán llegar a ser felices y
nadie podrá decir que el matrimonio es una utopía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario